Una Rianxeira con formas de Sofía Loren.

La canción más popular de Galicia, creada para homenajear en Buenos Aires a Daniel Rodríguez Castelao, y la figura espléndida y seductora de una Sofía Loren veinteañera.

Logotipo de Rianxeira correspondiente a la década de los 70.

De la combinación de ambos elementos obtuvo Jesús Alonso Fernández, a la sazón un joven industrial que comenzaba a procesar pescado en Vilaxoán, la marca que hoy certifica la excelencia de la conserva gallega: la Rianxeira.

Castelao regresaba a Buenos Aires, después de viajar a París como ministro de la República en el exilio, y sus paisanos lo recibieron con una canción inédita que hoy entonan con emoción los gallegos de todo el mundo: A Rianxeira. Así nació, en 1947, entre emigrantes y refugiados, el himno oficioso de Galicia. Inspirado en coplas tradicionales de Rianxo, dedicado al rianxeiro más universal y compuesto por otros dos rianxeiros ilustres, Anxo Romero Loxo y Xesús Frieiro Pinciñas -autores de la música y de la letra, respectivamente-, quienes bautizaron su versión con el título Ondiñas da nosa ría. Años después, en esa misma ría de Arousa, un joven industrial convirtió la canción en estandarte de sus conservas. Y en apellido de su empresa: Jealsa Rianxeira.

LA CHICA DEL RÍO

Sofía Loren en la película de Mario Soldati La Donna del Fiume | Fotografía Federico Patellani.

En 1955, Sofía Loren, una actriz veinteañera procedente de los suburbios napolitanos, destronó a Gina Lollobrigida. Una película, La chica del río, marcó el inicio del nuevo reinado. Pero el filme, declarado por la mojigata censura española apto únicamente para «mayores con reparos», tardó todavía dos años en arribar a las pantallas gallegas. Se estrenó en la primavera de 1957 y recorrió durante meses los principales cines de Galicia: el Avenida ourensano y el Rosalía de Castro coruñés, el Coliseum, de Pontevedra, y el Radio, de Vigo, o el Capitol ferrolano. Su protagonista, una chica de traidores ojos verdes y curvaturas soberbias, deslumbró a los espectadores gallegos como antes a los de media Europa. Y también a Jesús Alonso Fernández, en luna de miel por esas fechas, quien decidió al instante que esa era la rianxeira que soñaba. Su rianxeira.

La marca Rianxeira, con su logo inspirado en las formas de Sofía Loren, que sujeta una cesta de pescado en la cabeza, fue registrada en enero de 1959. Jesús Alonso demostraba así su intuición comercial: la capacidad para conectar con el mercado a través de símbolos o mitos -una canción, una actriz, Martes y Trece- compartidos por sus clientes potenciales. El objetivo de todo experto en mercadotecnia. Si a esa facultad le añadimos la propensión al riesgo, en vez del conformismo paralizante, queda patente la fórmula del éxito cosechado por Jealsa.

Asumir riesgos, para un empresario de la llamada «economía real», no significa apostar en Bolsa o en el casino. Significa arriesgar el dinero, en vez de gastarlo plácidamente en mansiones o yates, para desarrollar nuevos proyectos y procesos innovadores que permitan abaratar sus productos o mejorar su calidad. La trayectoria de Jealsa Rianxeira está jalonada de operaciones arriesgadas, a la postre coronadas por el éxito.

INVERSIÓN Y RIESGO

Jesús Alonso se arriesgó cuando, propietario de un rentable negocio textil, comienza a fabricar conservas de pescado en Vilaxoán, sin experiencia en el ramo y rodeado de excelentes competidores; o cuando, en 1965, traslada su centro de operaciones al puerto de O Bodión ?hoy, cabeza del gigante? con una plantilla de 26 empleados.

Asumió nuevos riesgos en 1971, año en que se asocia a otros cuatro fabricantes -Friscos, Escurís, La Onza de Oro y Pereira- para poner en marcha la planta frigorífica de Fripusa, en A Pobra, que les permitía almacenar atún congelado y disponer de materia prima durante todo el año. Y en 1974, cuando los socios de Fripusa se unen al empresario vasco Iñaki Lachaga y fundan la naviera Albacora. Albacora es hoy la primera empresa atunera del mundo y Jealsa, su segundo accionista de a bordo.

Se arriesgó al emprender, hace veinticinco años, la expansión internacional: empresa conservera en Francia, delegación comercial en Portugal, acuerdo con la firma italiana Star para distribuir conservas Mare Aperto, fábrica en Guatemala, penetración en Chile, joint venture en Grecia, producción de berberechos en los fiordos noruegos… O al constituir la armadora Sant Yago, con dos pesqueros propios. O al dar el salto a la producción de energía. O al adquirir la conservera Escurís a sus cuñados, en el año 2002, momento en que Jealsa se convierte en el segundo grupo conservero de Europa. O al encaramarse en el puesto de líder continental, ya indiscutible tras la reciente compra de todas las acciones de Mare Aperto.

EL PODER DE LA PUBLICIDAD

Decidida política inversora, pero también incuestionables dotes comerciales. Perspicaz y atento a los nuevos fenómenos de masas, convencido del poder persuasivo de la publicidad, Jesús Alonso fue uno de los primeros conserveros gallegos que utilizó la televisión para promocionar sus productos. El mítico spot de Martes y Trece introdujo la imagen del atún Rianxeira en los hogares españoles. Y las campañas en prensa y radio contribuyeron a equiparar la popularidad de la marca de conservas con la canción que le dio origen.

El emprendedor, apartado ya de la primera línea y traspasado el timón de mando a su hijo Jesús Manuel Alonso Escurís, contempla hoy su imperio. Y seguro que no puede reprimir una sonrisa de satisfacción al observar cómo su Rianxeira conserva la lozanía de aquella joven estrella italiana que, sesenta años atrás, destronó a Gina Lollobrigida.

Fuente: La Voz de Galicia